¿Y AHORA QUÉ, SR. RAJOY?

martes, 31 de mayo de 2011

El Partido Socialista ha abierto el proceso de elecciones primarias para designar su candidato a las elecciones generales de 2012. El Comité Federal ha propuesto por unanimidad a Alfredo Pérez Rubalcaba. Ayer el Vicepresidente 1º del Gobierno explicó, en rueda de prensa, que cuando finalice el proceso y sea nombrado candidato comenzará a elaborar las líneas del nuevo proyecto con el que concurriremos los socialistas a esas elecciones.

Esto no tiene nada de sorprendente. Es lo que debe hacer cualquiera que quiera liderar un proyecto político: Explicar a los ciudadanos y ciudadanas cuales son las propuestas con las que se va a presentar ante ellos.

Pero, sin embargo, no es lo que está haciendo el Sr. Rajoy. A día de hoy seguimos sin conocer cuales serán las medidas, propuestas o ideas con las que concurrirá a las elecciones.

Lo único que sabemos es que la primera medida que tomará será fijar un techo de gasto y endeudamiento en todas las administraciones. Claro que es poco creíble porque la Comunidad de Murcia, gobernada por el PP, es de las que tiene más déficit, la de Valencia, también gobernada por los populares, es de las más endeudas y el Ayuntamiento de Madrid gobernando por Gallardón es el más endeudado de nuestro país.

Si le preguntamos cuales son sus planes para crear empleo contesta sin rubor que aprobaría una reforma laboral porque no podemos tener una legislación laboral de hace 40 años y que todas sus políticas estarán destinadas a crecer y crear empleo. ¿Qué Reforma Laboral? ¿Qué políticas pondría en marcha para crecer y crear empleo? No contesta, no explica, no las detalla. O sea, o tiene un programa oculto de fuertes recortes y pérdidas de derechos o no tiene nada.

En todo caso esta actitud sí se puede asegurar que es un intento de engañar a los españoles y eso es un comportamiento deplorable.

Rajoy está obligado a contarnos a todos cual es su proyecto con medidas, ideas y propuestas concretas. No hacerlo supone un intento de vender gato por liebre a los ciudadanos y una deslealtad con los comportamientos democráticos, ya que está hurtando la posibilidad de que se comparen los proyectos y las soluciones a una situación económica muy complicada.

Aunque sus asesores le hayan dicho que lo que más le conviene es estar callado, no puede ni debe hacerlo. Es desleal con España y eso no es admisible en alguien que pretende gobernar un país.

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